lunes, 7 de marzo de 2011

Videos de la Fancity 2011

Ganadores del concurso individual de cosplay.

Sakura y la flor, cosplay grupal.

Concurso Cosplay Grupal, premiacion 1er lugar.

domingo, 6 de marzo de 2011

Google me regala $650 para ayudarme a promocionar mi sitio. AdWords

Hace unos días me llego a la puerta de mi casa, un correo de Google (si, un correo postal). Se trataba de una promoción para empezar a publicitar mi sitio en AdWords, quizá empiece a hacerlo dentro de poco, lamentablemente me piden en las configuraciones de facturación un RFC, y no lo tengo.

Como sea, mas que emocionarme el hecho de la promoción, me pone de cierta manera feliz el que me haya llegado un correo de parte de Google, espero que me llegue algún otro pronto (=

sábado, 5 de marzo de 2011

El reino de Midgard

Bueno, les dejo un cuento que escribí hace un tiempo, lo hice para una clase llamada Taller de Ética, en la cual incluí varios temas que se habian tratado, basicamente son valores.

Hace mucho tiempo, en el reino de Midgard, existía un rey quien gobernaba de una manera justa y eficaz. Dicho rey tenía dos hijos, el príncipe Antares y la princesa Spica, a cada uno lo educó de una manera diferente para ver como crecían mejor y quien gobernaría de mejor forma una vez que él falleciera.
Cuando el día de su muerte llego, no había decidido quien sería su sucesor, lo último que pudo decir fue que ambos tomaran el poder y lo compartieran. Las cosas no resultaron como se esperaban, y los jóvenes hermanos se disputaron el poder, en especial Antares.
Antares, quien había recibido una educación mas enfocada a las ciencias que se conocían en aquel entonces y el arte de la guerra, ya que sus profesores fueron los mejores alquimistas y militares del reino, estaba a punto de iniciar una rebelión en contra de su hermana, en su ambición por obtener el poder de todo el reino; mientras que Spica, quien había recibido una educación en la cual le inculcaron valores positivos y en donde ella se acercaba mucho a tratar con el pueblo, debido a que sus profesores habían sido filósofos que habían viajado por diferentes reinos observando las costumbres y formas de vivir de los demás, le propuso dividirse el reino en partes iguales para evitar dicha rebelión.
El príncipe aceptó la propuesta de Spica, debido a que de esa forma también cumpliría de cierta manera las últimas palabras de su fallecido padre. De esa forma iniciaron dos nuevos reinos, cada uno dirigido por uno de los sucesores.
Recién se dividieron el reino, y cada quien empezó a hacer los cambios que creyeron necesarios en el reino para poder administrarlo mejor.
Antares designo a uno de los mejores comandantes del cuerpo militar para que fuese su consejero y mano derecha. Inicialmente el pueblo se sintió muy seguro y tranquilo, debido al gran ejército que poseían y los rondines de seguridad que se hacían por las noches por parte de ellos. Pero su reinado cada vez se iba haciendo más frio y oscuro, las leyes fueron modificadas de tal manera que la mayoría de los delitos eran castigados con pena de muerte o con torturas. La gente empezó a perder sus libertades, pero no podían hacer nada debido al miedo que tenían.
El reinado de Spica era muy diferente al de su hermano, ella selecciono a 10 personas para formar un consejo, se conformaba por filósofos, alquimistas, estrategas y monjes. Las leyes permanecieron similares a las ya existentes, habían funcionado bien anteriormente, y habían sido elaboradas tras analizar las leyes de diferentes reinos. Aunque Spica y el consejo, decidieron que cada vez que alguien realizará un crimen, el consejo le juzgaría para determinar si era realmente culpable.
En el ámbito escolar, Spica había puesto mucho empeño en hacer que todos los jóvenes asistieran a lecciones y platicas impartidas por varios filósofos y personas cuya edad les había proporcionado sabiduría en la vida. Mientras que Antares le dio poca importancia a la educación, e hizo obligatorio que todos los jóvenes varones se enlistaran en la milicia, esto trajo graves consecuencias para su reino, a pesar de tener una mayor seguridad y mejor cuerpo militar, no existían los valores fundamentales en la sociedad, no se les había educado para ello. En esos momentos el caos apenas estaba por iniciar para Antares, había robos, pequeñas rebeliones internas y hasta niños pequeños que eran abandonados por los mismos padres tras no poder hacerse cargo de los infantes. Esto no sucedía en el reino de Spica, su cuerpo militar se encontraba formado por los estrategas que anteriormente tenía y los reclutas nuevos eran jóvenes voluntarios, varones como guardias o soldados, así como damas para auxiliar en cuestiones medicas, alimenticias o si así lo deseara de guardia real en el palacio.
No paso mucho tiempo para que los reinos vecinos se enteraran de los hechos, los tiempos eran difíciles para algunos. Todos deseaban poseer más territorios y mejores recursos, no tardaron en poner sus ojos en territorios ajenos.
El reino de Spica empezaba a tener problemas económicos, sus fuentes de recursos empezaban a agotarse, Antares había escogido la parte del reino con mejores recursos de una manera desconsiderada, ya que Spica desconocía esta información. Los habitantes empezaron a tener miedo, ahora que la comida empezaba a escasear serian un blanco fácil en cuestiones militares. La princesa Spica no vacilo ni un momento, y decidió que tenía que ir en busca de Antares para solicitar de su ayuda.
Ese día por la tarde, salió Spica junto a una pequeña escolta en dirección al reino de Antares, era relativamente cerca, así que no demoro mucho en llegar. Al llegar a la entrada principal, la esperaban dos guardias posicionados en torres de vigilancia y una puerta grandísima que se encontraba cerrada. Spica solicito ver a Antares, su hermano, los guardias le negaron la entrada, después de haber insistido varias veces se mostró Antares junto a su consejero quienes habían subido hasta la torre de vigilancia. Spica le contó lo sucedido y los problemas a los que se estaba enfrentando, y le pidió amablemente un poco de ayuda. Antares guardo silencio unos segundos, y poco antes de tomar la decisión su consejero le susurro algo al oído, inmediatamente Antares le negó la ayuda y le dijo que se marchara.
Spica se marcho junto a su escolta, no lo podía creer, su propio hermano le había negado la ayuda. Al llegar a su reino todo el pueblo la esperaba a las cercanías de la puerta principal, esperando poder escuchar buenas noticias, Spica y la escolta entraron y pasaron lenta y silenciosamente, parecía como si alguien hubiese fallecido.
Esa noche Spica empezó a comentar con el consejo como harían para obtener nuevas fuentes de alimentos y recursos. Tenían que ampliar su reino un poco más, pero era peligroso, tenían que mandar guardias así como obreros, dejando un poco desprotegido el reino.
Al día siguiente, se empezó a alistar el escuadrón que iría en busca de más fuentes de recursos, apenas salían cuando una flecha le pasó al ras de la cara a un joven obrero, era un disparo que iba directo a la cara. Seguido a eso llego otra flecha esta traía una nota y cayó a los pies del escuadrón, el líder del escuadrón se acerco y tomo la nota, era una declaración de guerra… del reino de Antares. El escuadrón no tuvo más opción que regresar a notificarle a la princesa Spica el suceso.
“Esto no puede ser posible” se repetía Spica a sí misma, intentando no perder la compostura. Antares estaba aprovechando la situación en la cual se encontraba el reino de Spica para apoderarse de él. Tenía dos días para preparar a su ejército y pueblo, Spica pensó que esto sería por lo menos una ventaja ya que tenían tiempo de organizarse mejor, pero transcurrida la mitad del primer día empezaba a parecer una maldición. Su reino se desmoronaba lentamente, el pueblo estaba nervioso, algunos querían huir sin siquiera pensar en sus familias, pero por alguna razón nadie huía, el ejército mostraba templanza aunque parecía que su número de integrantes era demasiado inferior al ejército de Antares.
Al término del primer día, el ambiente se había tranquilizado un poco, los habitantes ya habían olvidado la idea de huir abandonando a sus familias y no porque le temieran a la ley donde decía se tenían que hacer cargo de sus hijos, sino más bien porque habían desarrollado valores como la tolerancia, unión, responsabilidad, amor y patriotismo. El pueblo se empezó a organizar, se coordinaron con el ejército y empezaron a ayudarse mutuamente sin necesidad de que hubiera una orden por parte de la princesa.
El día en que el ejército de Antares atacaría había llegado, el reino de Spica estaba preparado para cualquier cosa, pasaron algunas horas y no se veía rastro de la armada. Pasaron algunos minutos cuando de pronto, un estruendoso ruido se escucho, provenía del reino de Antares… el pueblo se quedo desconcertado. Un guardia alcanzó a divisar un enorme ejército, no era el de Antares, portaban estandartes con la insignia del reinado vecino, y estaban atacando al reino del joven príncipe.
El pueblo entero sintió un alivio al saber que no tendrían que pelear una guerra contra ellos, por lo menos en esos momentos.
En el reino de Antares, su ejército se encontraba defendiendo, que a pesar de estar preparados para un ataque no lo estaban tanto para una defensiva y mucho menos para este tipo de ataque sorpresa que les habían dado.
El pueblo y ejercito del reino de Spica se había tranquilizado, estaban a punto de bajar la alta guardia que tenia, para solo dejar los dos guardias que normalmente vigilan, cuando Spica se acerca a ellos y les dice “Esperen, no bajen las armas… ¡iremos al reino de Antares!”. Los murmullos iniciaron, todos se preguntaban si la razón era ir a tomar ventaja de la situación para tomar la posesión del reino entero. La princesa alcanzó a escuchar entre los murmullos y aclaró: “¡Iremos a ayudarles!”, todos parecían confundidos tras las palabras de Spica, rápidamente el ejército se formo para encaminarse a la batalla. Los demás habitantes tardaron un poco en reaccionar, pero a fin de cuentas terminaron enfilándose también en la parte posterior del ejército.
El reino de Antares se encontraba en peligro, las defensas empezaban a desalinearse y si dejaban pasar a los enemigos seria una derrota segura. Justo cuando parecía todo perdido, el ejército enemigo empezó a retroceder, estaban siendo atacados por los costados por un ejercito el cual desconocían. Antares quien también se encontraba luchando en nombre de su reino, reconoció los estandartes que portaba ese ejército, eran de Spica. Antares se había distraído y un enemigo reacio a retroceder estaba a punto de atacarle por la retaguardia, en ese momento se escucho el choque de espadas, Spica vestida con una armadura plateada y una espada sostenida por ambas manos acababa de detener el ataque del enemigo. Antares no tardo en reaccionar, y regreso el ataque.

El ejército enemigo que ya había retrocedido un poco, opto por retirarse antes de tener demasiadas perdidas, al ver que habían llegado refuerzos.
Antares no sabía que decir, le dio la mano a Spica y agradeció amablemente, para este entonces varios habitantes de su pueblo habían salido a ver, hacía tiempo no veían sonreír de igual manera al príncipe. Spica y su hermano se dirigieron al palacio en el reino de Antares, y para antes del atardecer salieron ambos caminando desde un balcón. Se hicieron sonar unas trompetas y todo el pueblo se reunió, incluso los habitantes del reino de Spica habían asistido. El príncipe Antares dijo que desde ese momento iba a haber cambios para ambos reinos y en cuanto dijo eso desenvaino de una forma tan veloz, y después se arrodillo lentamente ante Spica entregando su espada como símbolo de confianza, lealtad y respeto.
Desde ese momento, Midgard volvió a unificarse, Spica y Antares habían aprendido lecciones valiosas sobre la vida y como gobernar, y decidieron que esta vez lo harían mucho mejor.
Fin